Como el Zorro al Principito, Oscar Capobianco se dijo: "Domestícame." Como el Principito, se contestó: "Dibújame un cordero." Así fue como Capobianco se conoció entre violetas y colibríes. Aprendió a "vivir en violeta" y a regalar colibríes como rosas. Hasta que se volvió un caminante, un caminador de tierras extrañas, un ave de paso, un corazón buscando su rosa, no ya el colibrí bello y pintoresco, sino la rosa de la que se alimenta. Con el corazón abierto andaba, enganchado en la manga de su camisa lila, y uno tenía algo de miedo al verlo, al verlo tan frágil y desenvuelto, tan buscándose, tan bienvenido por dentro, tan vulnerable secreto. (...) Y Capobianco recordó su orfandad, se volvió al Padre Eterno y nos dejó este libro profundo y sencillo con el corazón abierto "por el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor". (de la Presentación de Edda Díaz)
Indice | |
Indice | Presentación 5 Prólogo: Invitación a caminar 9 La felicidad 15 El camino 21 La vida 26 El tiempo 32 El silencio 36 El dolor 40 Las pruebas 44 Las leyes 48 La justicia 53 La sabiduría 58 El servicio 65 Amor y amistad 68 Humildad y gratitud 74 Ilusión y poesía 79 Dios y la Verdad 88 |