Nuestra cultura occidental contemporánea ve al hombre como un ser en búsqueda de libertad y autonomía, y preocupado por su independencia.
Sin embargo, mirando con más detenimiento, se puede constatar la fascinación ejercida por los poseedores de poder, así como también la seducción que ejercen ciertos hombres que sirven de modelo, gracias a comportamientos por lo general curiosos
y sorprendentes, a cuanto humano se identifica con aquellos sistemas que le ofrecen tranquilidad y protección de todo tipo.
El humano no es más que un ser sediento de libertad, por lo que a cualquier precio quiere destruir los barrotes de su jaula. Y en un sentido opuesto, es bastante pasivo y sumiso ante la voluntad del altruista y frente al poder político.
De allí que este ensayo intenta hacer comprender este enigma dominación/sumisión y dar cuenta del poder político, cuya característica principal es la ausencia de fundamento.
Todo ello sin omitir que, con el tiempo, el discurso colectivo inventa diversas presiones sobre los edificios conceptuales en los que se puede construir el poder: el primero de ellos sería “el mimetismo”; el segundo, “el contrato” y, hoy en día, “el poder del experto”, en el cual algunos ven el principio del reinado de la perversión.
El psicoanálisis freudiano ha desvirtuado los dos primeros modelos. Y tiene que continuar su labor de cuestionamiento.