La búsqueda de la “calidad” en la cultura y en la sociedad contemporánea irrumpe en todos los ámbitos, desde la industria y la sanidad a la educación, el deporte, la nutrición y el esparcimiento. ¿Puede esa búsqueda, entonces, referirse a la mente?
El autor (que en su análisis aborda las causas de la enfermedad mental y del sufrimiento psíquico-mental, así como los temas de la violencia individual y colectiva, la utopía, la ideología y el poder) propone la colaboración entre neurociencias y psicoanálisis, en el marco de un adecuado planteo epistemológico.
La conflictiva historia entre epistemología y psicoanálisis es abordada con el objetivo de destacar el cambio de dirección objetivista y relativista de la epistemología contemporánea, subrayando la necesidad de una competencia “profesional” para una cultura epistemológica específica, es decir, la psicoanalítica.
El texto analiza, además, el problema del diálogo privilegiado del psicoanálisis con la filosofía, y distingue lo que es específico de la reflexión metafísica y lo que pertenece al saber psicoanalítico, tanto en el plano teórico como en el clínico.
La “calidad” de la mente se halla en el logro de un estado interior positivo, como alternativa a la “mala calidad” de la mente, es decir, de los sentimientos negativos (odio, rencor, celos, envidia, resentimiento, etc.), y de las modalidades provocativas y seductoras.
En efecto, el psicoanálisis se plantea como objetivo la positividad del mundo interno, conocido y realizado constantemente mediante la participación de todos los sentimientos positivos, porque—para decirlo con Wallace Stevens— “si no fuera por el mundo que está en nosotros, el mundo que nos rodea estaría desolado”.