Esta saga rescata con densa humanidad las peripecias de una familia de inmigrantes. Sus sufrimientos, sus luchas y las esperanzas en la nueva tierra, sobre todo ese sabor antiguo de viejas civilizaciones que, trasplantadas a nuestro país, dieron un sabor cultural diferente a nuestra geografía, en una síntesis enriquecedora. La vida con sus múltiples requerimientos desfila en estos personajes. Su riqueza se sustancia en la humildad de sus caracteres, desprovistos de esa máscara emprobrecedora de lo inauténtico, que a veces se impone como un almidón acartonado a la plasticidad siempre inacabada de la existencia. En esta encrucijada, donde se une el pasado con el ser anclado en el paisaje, se conforma nuestra verdadera identidad, hecha de nostalgia sedimentada en el tiempo y de renovación esperanzada en el porvenir.