"La realidad resultaba muy simple para los pensadores presocráticos; era fundamentalmente agua, aire, fuego o tierra. Algo palpable con nuestras manos acostumbradas a la sensualidad de los elementos. Porque las manos fueron el principio metafísico de todo conocimiento, hasta que se demostró que solamente acariciaban las periferias del Ser. Apariencias. Circunstancias, diría Ortega. Parménides, Platón y Aristóteles se encargarían luego de profundizar esos contornos. Pitágoras fue todavía más imaginativo. Nuestro filósofo no necesita de providencias de la naturaleza ni de ontologías ambiciosas. Se basta con pocos números. Solamente diez. Como un hábil prestidigitador circense -la magia es el trasfondo de lo perceptible-, ejecuta su prueba ante una platea que tiene ya miles de años. Levanta en alto los brazos para que no dudemos de la limpieza de sus movimientos y toma el número UNO como referencia de identidad. Brújula mayor. Mediodía absoluto; el Sol cae entero sin dejar sombras. "Midi le juste", recuerda Válery. Luego, agrega el DOS, representado con puntos simétricos; símbolo de relación, cuyos extremos une con una línea recta; indicio de fidelidad. De rectitud. Ética del comportamiento. Aplausos del público. Continúa la exposición teatral sin dejar la tiza y dibuja el TRES; distribuyendo sus numerales en esquinas filosas. Triángulo fáustico. Tríada. Cábala premonitoria de suerte, y de religiones. [...] Las figuras surgidas de los números son el necesario contorno donde el espíritu manifiesta su existencia. Consecuencia formal para el legendario autor del célebre teorema escolar, sin descuidar que la premisa absoluta es moral. Comportamiento. Los "Versos de oro" predicados como catecismo comunitario convocan a disciplinas austeras para que el alma retorne limpia y recurrente. Algo tan perfecto debía ser inmortal. Matemática de la resurrección. Idea compartida por muchas creencias. Antiguas y actuales. Por ello, no sorprende que la célebre catedral de Chartres exalte a Pitágoras en el magnífico portal real de la Virgen; homenaje a la armonía universal regida por los números. Raíz del pensamiento pitagórico." (del prólogo de José Edmundo Clemente, "Pitágoras de Samos o la metáfora de los números")
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Indice | Prólogo. Pitágoras de Samos o la metáfora de los números, por José Edmundo Clemente 5 1. Isagoge 7 2. Los redonditos de Sumota 14 3. Los números figurados 18 4. Tiempos viejos 31 5. Catálogo de los números figurados 34 6. Gnomonmanía 48 7. Buscando relaciones 51 8. Trabajando números planos ¡¡solamente!! 57 9. Sois naturales en busca de autor 65 10. Tiempo de resumen, conclusiones y "nombres" 69 11. La seducción de la deducción 71 12. Bibliografía 80 |