El Salterio es una cantera inagotable de donde podemos sacar tesoros para nuestra alma y para nuestra acción. Cubre todas las situaciones por las que atraviesa la vida de cualquier persona, por lo que todos podemos sentirnos interpretados por estos cantos. Pero, aunque son buenos cantos, no son "un canto más": son himnos inspirados donde el Espíritu Santo se une a la voz de los autores humanos para producir este fruto divino-humano que nos hace, al mismo tiempo, "volar" pero "con los pies en la tierra". ¿Cómo podrá ser esto? El único modo de constatarlo es "celebrando el Salterio". Tienen una índole poética y musical, por lo que a veces no nos es fácil vivir su meollo más íntimo, pero no porque los salmos no sean sabrosos, sino porque nosotros somos pacatos y prosaicos, y no tenemos alas para los vuelos altos ni ojos de águila que puedan mirar el sol de frente... Es verdad que en el Salterio encontramos petición y acción de gracias, pero también es verdad que la alabanza domina su escena. Aunque no usemos ni arpas ni cítaras ni un "Salterio", pues no lo hay en venta en las casas de música, por lo menos sí tenemos brazos para elevar, manos para aplaudir, voces para cantar y gritar, si fuera necesario. Tenemos un cuerpo que también celebra. Tenemos un corazón que necesita expresarse, y sólo lo puede hacer mediante el lenguaje simbólico de signos y gestos. En consecuencia: si no tenemos arpa, usemos la guitarra. Si no conseguimos un bello oboe, usemos una flauta dulce... ¡o un "tonete"! Si no tenemos tamboriles, usemos bombo... ¡o matracas! Lo importante será acompañar los salmos con todo lo que tengamos a mano. Lo importante será aprender a cantar. Y dicen por ahí que sólo cantan los niños, los santos y los locos. ¿No tendremos todos nosotros algo de cada uno de ellos...?
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Indice | Prólogo 7 1. Hay que saber elegir 9 2. Dios es el "N.º 1" 15 3. Dios es mi salvación 23 4. Dios es bueno y justo con nosotros 29 5. Dios es la herencia de sus amigos 35 6. Soy lo mejor de la creación 43 7. Necesito confianza y seguridad 53 8. Estoy tranquilo en los brazos de un Dios que es Padre providente 59 9. ¡Quiero ver a Dios! 65 10. Dios miró mi pecado, lloró compadecido y me perdonó 71 11. Miro al mundo y veo a Dios por todas partes 77 12. Tengo un millón de motivos para dar gracias 85 13. En el mundo reinan la agresión, la prepotencia y la mentira 93 14. ¡Qué idiota soy! Muchas veces me olvido de Dios 101 15. Soy un mendigo y reconozco mi pobreza: por eso pido 107 16. Soy un inocente que sufre injusticias 115 17. Estoy angustiado y deprimido 123 18. Estoy enfermo y me siento solo 129 19. Sufro a causa de los malos, pero... ellos mismos se cavan su propia fosa 137 20. Soy viejo y estoy cerca del punto de llegada 145 21. Nada me llevaré a la tumba 151 Guía para una mejor comprensión y aprovechamiento de los salmos 155 Bibliografía 174 |