Un amigo me obsequió un regalo con motivo de mi aniversario. Era un objeto que me pareció común. Lo abrí, le agradecí su recuerdo. Luego lo olvidé. Al cabo de un tiempo supe que mi amigo se había tomado una tarde entera para encontrarlo. Fuera del mercado había pocos ejemplares de mi regalo. Me emocioné y se lo agradecí vivamente. -El tiempo que me llevó es parte del regalo- me dijo. Las páginas que siguen son tiempos de encuentro. Léase bien: Tiempos de encuentro, no de reuniones. Los encuentros se hacen a corazón abierto; en las reuniones suele haber simulaciones, especulaciones. Las personas necesitan tiempo para un encuentro. Yo también necesito tiempo para un encuentro. Todos necesitamos el encuentro. Y a su tiempo. Dios también. Quiero el tiempo de todos los amantes que en ese solo amor va contenido, envuelto. Luego, el tiempo del horizonte caminante, claro encuentro amanecido.
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Indice | Prólogo 9 La esperanza y el miedo 15 Las tres formas de esperanza 27 La eternidad no viene propiamente después del tiempo 35 Los riesgos de amar para corregir 53 El infortunio de la soledad 59 La majestad de la vida 67 Si tienes un cuerpo, camina bajo la lluvia 75 Testigos de una presencia 85 Lo nuestro es pasar 95 ¿Llegaste solo? 107 No te presentes tan grande, porque no eres tan pequeño 113 Las manos hablan sin hablar 125 Por quién doblan las campanas 141 Palabras y silencios 147 La envidia del tonto 153 La presencia que plasma lo real 159 El amor no se pesa ni se mide 165 Algunas perlas de optimismo 171 Una correcta autoestima 187 Entré alguna vez a la armonía de la ternura 191 Un esfuerzo del hombre, un don de Dios, tres pasos por el jardín del perdón 201 ¿Perdonar? 203 El perdón es la coronación del amor 213 Un maravilloso cocktail 225 A modo de envío 235 |