"Yo soy el pregonero del Rey. ¿Qué queréis?", fue la respuesta firme de Francisco a un grupo de ladrones que en el camino lo acecharon. Vocero del único y verdadero Rey, mensajero del Reino Eterno, san Francisco llega a los umbrales del tercer milenio con un anuncio cada vez más imperioso. Se sabe portador de una palabra que no es la suya, de la Palabra Viva del Evangelio. Y no grita ni impone. San Francisco canta, canta gozoso el amor de Dios por todas sus creaturas, aun por las más pequeñas y abandonadas. El cantar del Pobre de Asís es música serena y libre, pero lograda a costa de una entrega hasta las últimas consecuencias, de abrazar la Cruz del despojo y hacerse uno con el Cristo pobre y sufriente en el hermano. Para afinar el oído espiritual a esta melodía franciscana, Tomás de Celano, contemporáneo de san Francisco y miembro de su comunidad, escribió la que ha sido considerada por el Capítulo General Franciscano de 1266 como la primera y más verídica fuente de la vida y hechos del Santo. También nuestro tiempo ha de unirse al coro de quienes, a una sola voz, pregonan: "Alabado seas, mi Señor, por todas tus creaturas."
Indice | |
Indice | Introducción 5 |