Antes de ser monje, Thomas Merton ya era escritor, y lo siguió siendo siempre, incluso tras adoptar la forma de vida trapense en la reclusión y el silencio: la escritura se constituyó en su voz y su misión hacia el mundo, a partir de una perspectiva extraordinaria que surgía de la oración y la meditación.
Lejos de ser una huida del mundo, su retiro en la Abadía de Getsemaní lo centró en su voluntad de santidad y unidad, tanto para sí mismo como para la raza humana, y a partir de ahí surgió su acción. Él señaló: “Sin contemplación, no podemos ver lo que hacemos en nuestro apostolado. Sin contemplación, no podemos comprender la importancia del mundo en el que debemos actuar.”
Este libro reúne los prólogos que él mismo escribió a diferentes traducciones de sus obras y resulta un aporte muy valioso a la Biblioteca Thomas Merton, para comprender mejor el derrotero de sus escritos y su pensamiento en terrenos tan amplios como la diferencia de culturas y religiones, la justicia social y el desarrollo espiritual.